Felipe Calderón sorprendió el martes por la mañana con un improvisado informe presidencial. Fue un discurso dedicado a exaltar los logros de su gobierno. Una arenga que destiló el sabor de los informes de los presidentes priistas de los 70, optimistas, festivos, plagados de medias verdades. A partir del primero de abril y hasta cerradas las casillas electorales el primero de julio, el presidente ya no podrá presumir ninguno de esos logros. Quizás por ello es que nos adelantó…